Mi segundo affair
No fue
horrible, fue lo más dulce que podía imaginar. Beso tras beso. La pasión
traspasaba nuestras ropas. Necesitábamos tocarnos. Con su primera caricia fue
cuando me di cuenta que debíamos parar. Pero fue imposible hacerlo. Estaba acorralada
contra la cama con el aplastándome por completo. Nuestras manos se movían
solas. Primero su camiseta, luego la mía. La palma de su mano recorría cada
centímetro de mi piel hasta tropezarse con mi sujetador, siguió su camino hasta
dar con el broche de cierre y abrirlo. Me sentí abrumada cuando dejo de besarme
para observarme. Sus ojos ardían…
—Eres
perfecta… perfecta para mi…
Su voz
ronca hizo que me estremeciera de placer. Ahí fue cuando perdí el sentido por
completo y me dejé llevar. Sentí las palabras que me decía al oído y la
delicadeza con la que me tocaba y no pude evitar soltar un gemido de placer y
dolor cuando me penetró. En silencio lloré, porque había conseguido mi meta,
había ganado la apuesta de Nicole pero había perdido a Matt. Rach tenía razón,
le iba a hacer daño y de paso por el camino yo también iba a salir herida
porque había caído presa de mi propia trampa. Había jurado no sentir nada por
Matt pero me he engañado a mí misma. Por eso debía alejarme de él. Primero le
diría a Nicole que había ganado y después… después hablaría con él. Un juego
deja de ser gracioso cuando deja de ser un juego.
— ¿Por
qué llorabas?—Su voz sonaba preocupada— ¿Acaso… era tu primera vez?
Me miro
asustado por si me había hecho daño.
—No, no
es eso. No es mi primera vez Mat…
Suspiro
y me abrazó besándome la frente.
—Que
susto me has dado pequeña… si te hubiera hecho daño no me lo hubiera perdonado.
Ahí
estaba de nuevo el Matt que me hacía sentirme culpable. Odiaba cuando hacía eso
porque se me hacía un nudo en le estómago que no podía aguantar. Lo dejo con la
excusa de que voy al baño. Grosso error el mío al dejar el móvil en la
habitación. Cuando abrí la puerta se estaba vistiendo rápidamente. Una mirada
bastó para saber que ya lo sabía… se acercó a mí y me entregó el móvil.
—Nicole
llamó para saber si ya habías ganado la apuesta, le he dicho que sí.
¿Veis
porque odio a Nicole? Ahora ya me entendéis…
No
puedo evitar que se vaya. Tampoco hago nada, me quedo paralizada, desnuda,
esperando a que vuelva y me grite que soy una… bueno ya sabéis. Pero no vuelve
y me preocupa cuando oigo el volantazo del coche, que se aleja. No hay portazo
ni recriminaciones. No gritos, no hay nada, solo silencio.
Me
visto lo más rápido que puedo. Cojo lo primero que me encuentro y echo a correr
detrás de mi amor que se pierde en la lejanía, en la oscuridad de la noche.
— ¡MATT!—Grito
a la nada.
Y la
nada no me responde. Termino frente a la puerta de su casa. Cuando timbro Rach
es la que sale. Mi cara debe de ser horrible porque me abraza. Con la voz
entrecortaba consigo apenas pronunciar su nombre:
—Matt…
Ella
niega con la cabeza.
—Se
acaba de marchar… Ha recogido ropa y se ha ido.
No me
quedo parada, corro de vuelta a casa. El coche de papá está en el garaje, cojo
las llaves y doy marcha atrás. Casi le pego al contenedor de la basura. Mierda.
Estoy torpe para conducir. Demasiado ansiosa quizás, las manos no dejan de
sudarme y me las paso por los vaqueros. Conduzco sin rumbo porque no tengo la
más remota idea de donde puede estar. Mis opciones son limitadas: o en casa de
algunos de sus amigos, a los cuales no conozco ni sé donde viven o en Donnovan.
Claro, Donnovan, como no se me había ocurrido antes.
Kilómetros
más tarde estoy frente a la fábrica abandonada. No hay ni rastro de nadie. El
parking está vacío pero aún así tengo que intentarlo. No he pensado lo que le
voy a decir cuando me lo encuentre pero creo que lo primero será disculparme y
después… ya se verá. Soy la reina de las improvisaciones así que me las sabré
arreglar, aunque debo admitir que estoy especialmente nerviosa. La estúpida
Nicole lo jodió todo.
Aparco
y cierro el coche. Corro hacia la gran puerta de metal pero está cerrada. Tiene
que haber alguna otra forma de entrar. Doy vueltas hasta que encuentro un
agujero abierto por una de las esquinas. Creo que esto será lo más peligroso
que haga por el resto de mi vida. Como me pillen prefiero no imaginar lo que
pasará... Me deslizo enganchándome los vaqueros con una esquina afilada de
metal. Ahí van mis favoritos. Apoyo las manos y mierda, los cristales rotos no
estaban en mis planes. Suelto un pequeño gemido de dolor. Tengo el vidrio
encajado en la mano y me arde todo el brazo. Cuento hasta tres y lo saco.
— ¡JODERRR!
Mi voz
retumba por el almacén vacío. La sangre me corre por el brazo pero no le hago
caso, tengo que encontrar a Matt. No me detengo y subo las escaleras de la otra
vez. Allí está la puerta de metal pesado donde estaba aquel chico. La empujo y
está abierta. Es una habitación, está oscura así que busco el interruptor de la
luz. Pero soy demasiado lenta, en el camino una mano me agarra y me lanza
contra la pared. Chillo, pataleo e intento defenderme pero su cuerpo me aplasta
con fuerza. Así que lloro, quien me mandaría a haber ido a allí. Soy una
gilipollas. Matt es un gilipollas por no haberme gritado, por haberse marchado
sin decir nada y ahora iba a pagar lo que le había hecho.
Necesito el siguiente capítulo¡¡¡¡¡¡¡¡¡ Me acabas de dejar en un trance¡
ResponderEliminarEspero que hagas el siguiente pronto.
Besos¡
Ya lo estoy escribiendo así que espero poder terminarlo pronto, te juro que te no esperas lo que va a pasar XDD Soy tan cruel con los personajes...
EliminarBESITOOOOS!