Los encuentros más importantes ya han sido planeados por las almas antes
incluso de que los cuerpos se hayan visto. (Paulo
Coelho)
Querida Corinne:
¿Cómo te ha ido el año? Perdona mi tardanza, ya sabes que
no suelo mirar el buzón de correo durante la semana. ¿Cómo están las cosas por Bourges desde mi
partida? La estancia en Paris se me hace cada día más entrañable, no sabes
cuánto añoro poder compartir mis horas
contigo y con la pequeña Lilianne. Mis días se hacen eternos y la soledad me
consume. Espero encontrar la luz al final del túnel que me guíe hacia la
felicidad. En tu carta me decías que te contara los sucesos más importantes.
Corinne he conocido a alguien. Alguien capaz de reparar el daño que me ha
afligido tanto durante estos años. Creo que es especial. Él es todo aquello que
siempre he buscado y no he encontrado. Educado, sencillo, atento, cariñoso,
divertido, inteligente y atractivo. Ya sabes que nunca me han atraído los
hombres petulantes, que prefiero la sencillez antes que la modestia. Se llama Sebastien
Refoor, trabaja como fotógrafo para una revista importante. Lo más entrañable
de todo fue el modo en que lo conocí.
Empezaba el mes de Diciembre, para ser exactos el 12 de
Diciembre cuando pise por primera vez Paris. Tú te debes acordar perfectamente
de esta fecha ya que un día antes Lilianne y tú me hacías compañía en la
estación de tren. Tengo que confesar que esa fue la despedida más dolorosa a la
que me he sometido. Separarme de vosotras, mi única compañía en esta vida hizo
que se me formara un nudo en la garganta a la hora de deciros adiós. Te
confieso que no pude pegar ojo y que a cada kilómetro que recorría el tren me
arrepentía de haber abandonado Bourges y de haberos dejado solas a las dos.
Pero ahora sé que nuestra amistad, que viene de años atrás no dependerá nunca
de la distancia a la que nos encontremos, ni de los años, que lo que
construimos juntas nadie ni nada será capaz de derrumbarlo. Todavía me acuerdo
de la promesa que te hice antes de marcharme, no me olvido de ella y trato de
mantenerla viva en mi memoria.
Cuando mis pies tocaron el andén me sentí abrumada y tan
sola; mis sentimientos no hicieron más que aumentar conforme bajaba gente y
cruzaban corriendo el espacio que les separaba de sus familiares. Sentí pena de
mi misma al verme tan sola sin nadie esperando al otro lado de las barreras. No
sabía a dónde ir y lo único que tenía era una dirección apuntada sobre un papel
arrugado. Trate de preguntarle a alguien hacia donde estaban las paradas de
taxis pero resulta, querida Corinne, que en Paris el tiempo es oro y la gente
no se detiene por nimiedades como esas, pero eso no hizo que me detuviera,
seguí intentándolo hasta que, por fin, alguien se apiado de mi y decidió
ayudarme. Era un chico de aproximadamente mi edad, quizás hasta podría ser unos
años mayores. Se acercó a mí, me dedicó una cálida sonrisa y me ofreció su
ayuda. Me dijo que se llamaba Sebastien Refoor y que él también había viajado
en tren desde Le Havre. Había sido trasladado por cuestiones de trabajo. Me
contó que se pasaba todo el tiempo viajando, de aquí para allá, que había
vivido en un montón de ciudades por todo el mundo ya que su trabajo le impedía
asentarse. Su padre era un general británico y su madre una bailarina
californiana, se conocieron cuando su padre fue enviado a un asentamiento en
los Estados Unidos y ella entretenía a los soldados con sus bailes exóticos.
Nada más que sus miradas se cruzaron ambos supieron que estaban destinados.
¿Romántico no? Me acompañó hasta la parada de taxis ya que él también tenía que
tomar uno. Antes de marcharse me dejo su número y me hizo prometerle que le
llamaría cuando estuviera instalada y que iríamos juntos a tomar un café. En
los pocos minutos que estuve con él, Corinne, me sentí como aquella bailarina
californiana. Mi pecho desbordaba alegría hasta el punto en que llegado algunos
momentos no podía dejar de sonreír y la tristeza había empacado sus maletas
para no volver jamás.
Sé que dejar la historia en un momento como este te va a
exasperar pero relatarte esta historia, la historia de mi vida, lleva mucho
tiempo no es algo que pueda contar en dos o tres folios. Creo que este año va a
ser mi año Corinne, creo que al fin voy a poder olvidar los dolores del pasado
y podre centrarme en mi presente. Pero bueno dejemos de lado mi vida.
En tú carta me cuentas que John ya está de vuelta y que
Lilianne ya cumplió sus cinco añitos. No sabes cuánto me llena de gozo saber
que John al fin ha podido regresar y que ya no estáis solas. Por favor cuando
tengas algo de tiempo envíame algunas de las fotos de la pequeña y de vosotros.
Felicítala de mi parte y dile que su tía
le guarda un regalo aquí. Espero que estas Navidades hayan sido las mejores
para vosotros y que este año nuevo os conceda vuestros mayores deseos. Muchos
besos para la niña y para John y para ti amiga mía te regalo un abrazo de oso y
un millón de besos. De quien siempre te querrá:
Epperly
Una carta preciosa ;) (tengo curiosidad por lo de la cita >-<)
ResponderEliminarbesitos<3
jajajaja muchas gracias me alegro que te guste! espero que te pases más a menudo!!
Eliminar